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El punto de Gräfenberg, más conocido como punto G de las mujeres, es una pequeña zona del área genital femenina localizada entre la parte posterior del hueso púbico y el cuello del útero. Es importante señalar que es una zona, no solo un punto concreto a pesar de que ese sea su nombre.
A pesar del misterio que le rodea, encontrar el punto G no es tan difícil como se cree. Se localiza a 3-5 cm del orificio o entrada vaginal, corresponde con el primer tercio del conducto vaginal que es el más sensible y se encuentra en la cara anterior de la vagina. Lo normal es que notes que el epitelio es diferente en esa zona, con más textura o más rugoso, cuanto más excitación sienta la mujer, más se hinchará esta protuberancia y será más fácil localizar la zona.
El punto G forma parte del clítoris, el principal órgano de placer sexual. Hay que aclarar que el clítoris no es solo el botón de la vulva, eso es solo la punta del iceberg de este órgano sexual que se extiende dentro del cuerpo.
Podemos imaginar el total del clítoris como si abrazase el canal vaginal con una especie de “extremidades”, estas son las que se pueden llegar a tocar a través de la penetración vaginal con los dedos, con el pene o con juguetes.
El segundo motivo por lo que esa zona es tan placentera es porque se ha descubierto que hay una área en la pared frontal de la vagina que tiene muchas más terminaciones nerviosas y vasos sanguíneos que el resto de la vagina. Por lo tanto es mucho más sensible y reacciona de forma rápida a la excitación por lo que podemos notar cómo se hincha.
Por último, el punto o zona G proporciona tanto placer también porque esá cerca de la uretra y, más concretamente, una zona llamada la esponja uretral que contiene dos pequeños conductos que se conocen mejor como las glándulas de Skene, las responsables de la eyaculación femenina.
Esto último explica por qué cuando se estimula el punto G, la mujer eyacula de una forma mucho más líquida y con mucha más cantidad. Esta eyaculación se relaciona con el “squirting” aunque lo que conocemos de este hecho está muy mitificado. La mujer no tiene que expulsar tanto líquido como se cree, dependerá de cada mujer y de cada momento.
Hay mujeres que cuando aún no han explorado su zona G y empiezan a hacerlo relacionan la excitación de esta parte con las ganas de orinar, esto se explica por su cercanía a la uretra, pero es solo su sensación. Para estos momentos lo mejor es que la mujer tenga la confianza como para comunicárselo a su pareja sexual, entonces podrá relajarse y dejarse llevar para poder experimentar este placer.
La estimulación interna del punto G a través de la pared frontal de la vagina propicia un orgasmo más potente y satisfactorio del que normalmente experimentan las mujeres en sus relaciones sexuales comunes.
Aunque el punto G se popularizó en los años 80, se ha descubierto que no es exactamente un punto, sino que es una zona. Esto ayuda a entender mejor la fisonomía de la mujer y facilita el proceso de encontrar esta zona.
Pero hoy en día sabemos que hay otras tres zonas erógenas en la vulva: los puntos K, U y A.
El punto K, o punto Keesling, es uno de los puntos de placer más intenso que pueden llevar a la mujer a experimentar orgasmos múltiples increíbles. El punto K es un gran desconocido para mucha gente por su compleja ubicación. Al estar en una zona de difícil acceso, las probabilidades de estimularlo satisfactoriamente durante la penetración son limitadas. El punto K se encuentra al final de la vagina, cerca del cérvix, en la pared posterior.
El punto A se encuentra también a unos 7 cm en la entrada vaginal cerca del cérvix, más cercano a la pared anterior, el lado opuesto al punto K, con lo cual también es difícil llegar a él para estimularlo.
Por último, el Punto U es uno de los puntos de placer más olvidados de la sexualidad femenina. Tiene este nombre porque está muy cerca de la uretra, y porque tiene la forma de una U al revés. Este punto es más fácil de encontrar de lo que los dos comentados anteriormente. Está ubicado entre el clítoris y la uretra, justo encima de la entrada vaginal, su sensibilidad se debe a que está cubriendo las glándulas uretrales, un tejido eréctil más conocido como las glándulas Skene.
Existen ciertas posturas que son consideradas las mejores para estimular el punto G. Prueba posiciones que te permitan tener un poco más de control sobre tus movimientos para que puedas determinar qué tipos de estimulación disfrutas más.
La carretilla: La mujer se apoya de costado sobre los antebrazos y sobre las rodillas. El hombre de rodillas, coge a su pareja por la pelvis y se pone a horcajadas, llevando el movimiento mientras le levanta una de las piernas a ella.
La V: El hombre se recuesta boca arriba y la mujer se coloca encima de él. Allí, la mujer tiene mayor control sobre los movimientos y puede experimentar con la profundidad, el ángulo y el ritmo para explorar su punto G. Ella puede intentar moverse hacia adelante y hacia atrás, girar y otras combinaciones, estimulando la pared vaginal interior para encontrar el punto G.
Posición Cerrada del Misionero: La mujer es la que se recuesta boca arriba en la clásica posición del misionero y luego cierra las piernas, mientras su pareja se sienta a horcajadas sobre ella y la aprieta con sus piernas. Esto permite un estimulación intensa con penetración profunda y también aumenta el nivel de estimulación en el punto G para incrementar la posibilidad del orgasmo.